A todos los aficionados que conservamos a un niño en nuestro interior. A mi padre.
Cuando le pedí a mi padre que me comprara un tren eléctrico, hace ya muchos años, no tenía ni idea de lo que era el ferrocarril y su entorno.
Mi única visión del mismo eran las locomotoras y un autovía (este nombre lo supe más tarde) que recorrían la línea de Carcagente a Dénia.
Pero lo que si sabía, -era como una fuerza interior-, era que aquello me gustaba y me atraía con la fuerza de un imán. De esta forma tan sencilla y con una simple caja de Paya me inicié en este fascinante mundo de esta nuestra afición.
Después vino la consabida ampliación, los circuitos imposibles (copia de los impagables catálogos comerciales), los trenes alemanes, el dar vueltas y más vueltas, la fabricación de sencillos automatismos, etc. Pero también vino el conocimiento por medio de la única revista existente en el país dedicada al tren real, Vía Libre, de todo otro mundo, el real, del cual yo era totalmente desconocedor, y que se me fue abriendo poco a poco.
De esta forma empecé a ver los distintos tipos de locomotoras que existían, los vagones y coches que remolcaban, las instalaciones de nuestro ferrocarril, y aquel gusanillo incipiente se fue transformado en unas ansias enormes de conocer nuestro ferrocarril. Pues como ya he dicho otras veces, me gusta el ferrocarril en general, pero el mío por encima de todos.
De esta época son mis primeros pasos en un incipiente modelismo, lo cual es mucho decir, yo más bien diría una forma de maquillar determinados elementos por ver de conferirles un aspecto más nuestro y por supuesto, más real.
Esta suma de conocimientos me llevó a tratar de conseguir o imitar la realidad en nuestro mundo imaginario de juguete, lo que conllevó igualmente alguna que otra decepción ( por muy grande que fuera la maqueta no había forma de recrear unos tiempos mínimos de duración del recorrido entre estación y estación), y por supuesto también una serie de alegrías.
Pero lo que más hizo por mí, fue el conocimiento de la realidad en todos sus aspectos, y en especial uno que considero fundamental por encima de otros, la explotación.
LA ESTACIÓN DEL RINCON IZQUIERDO
No puede negar el inconfundible estilo del ferrocarril inglés esta estación término
En primer plano un regulador y el mando de la locomotora por radio. También vemos las vías de acceso a la estación, así como la vía que da acceso al bucle de retorno para cuando existe solo una persona y queremos conventir el trazado en un círculo.
A pesar de la falta de una decoración específica, el ambiente esta plenamente conseguido
El encanto de los viejos trenes.
Viene esto en consideración a que hace unos días tuve la visita de un joven y entusiasta aficionado con el cual estuve departiendo sobre nuestra afición en común. Él me decía cual era su idea relativa a la elaboración de una maqueta, idea que a mí personalmente me pareció muy ambiciosa, lo que en principio no es una mala idea, pues siempre, con el paso del tiempo y de las circunstancias que no podemos prever, nos cabe la posibilidad de reducir. Por otra parte una maqueta como la que me proponía caso de no llegar a hacerla puede suponer un verdadero problema en la estima personal de uno mismo y pensar que ha fracasado.
Pues bien, una vez hablado y comentado el tema, le pregunté ¿habrás pensado ya de que forma vas a explotar esta instalación por ver de reproducir lo que te gusta?, a lo que me comentó que él del funcionamiento real de los trenes no tenía ni idea, que le gustaban, le gustaba construir cosas, pero que ignoraba todo sobre la explotación real del tren, y por supuesto la forma de trasladar dicha explotación a la maqueta.
O mucho me temo, o estamos ante un fenómeno bastante extendido de la afición. Afición esta, que por otra parte y desde hace unos años se ha convertido en un mero coleccionismo de la pieza de turno, esperando que aumente su valor para su venta posterior (hasta aquí ha llegado la especulación¡) como consecuencia de las tiradas cortas actuales. Por otra parte ocurre que el feliz poseedor de la pieza la mayoría de las veces la deja en su caja de origen, con un poco de suerte en la estantería y raramente en la maqueta haciendo lo que tiene que hacer, transportar viajeros o mercancías en nuestro mundo imaginario.
No deja de ser esta una situación bien curiosa, pues a tenor de lo dicho resulta que una gran parte de aficionados lo único que hace es acaparar material de las más diversas procedencias, sin la menor coherencia posible, y con una finalidad que, si en principio entiendo no comparto en absoluto. Así se explica el nivel tan bajo que presenta el colectivo de aficionados al ferrocarril.
LA ESTACIÓN CENTRAL
Vista de la estación Central donde los trenes provenientes de la izquierda, cruzan a nivel para a continuación detenerse en la estación, y continuar su viaje hacia la otra estación término
Vista de dos composiciones efectuando el cruze reglamentario en la Estación Central.
Una 03o efectuando maniobras en las vías dispuestas para ello.
Dicho esto, quiero contaros o mejor mostraros la maqueta del “verano” de mi amigo Rafael.
Mi amigo que es de origen español pero criado en Argentina, vive en Madrid, y cuando llega el verano se desplaza a una pequeña casita que tiene aquí en mi/su tierra, y donde posee una instalación para jugar a trenes.
Cuando vi por primera vez su instalación no me podía creer lo que estaba viendo. Aquello era como volver a los trenes de los años 60 en todos sus aspectos, curvas cerradas, casitas de todo tipo y condición, vía sin balasto, vagones recuperados de las más diversas procedencias (Paya, Jouef, Jyesa, Dapol, Fratechi,etc.) conformaban todo un mundo colorista y variopinto. Y que decir de las locomotoras, aquello es un verdadero batí burrillo, incluso tiene una con funcionamiento por radio, si por radio-control en HO¡ con marcha adelante y atrás, sonido y desenganche, lo que en una explotación analógica le permite unas posibilidades inauditas de juego.
Pero lo que realmente me sorprendió fue la filosofía que destila la citada instalación y cuya premisa principal es: Jugar.
Pues bien siguiendo el concepto de tren americano resulta que la instalación de mi amigo precisa de tres “ferroviarios” con sus correspondientes conocimientos, tanto de explotación como de funcionamiento para su correcta explotación. No teniendo nada que envidiar a maquetas muy trabajadas, con mucho realismo ambiental pero faltas de una explotación realista por desconocimiento de la realida.
LA ESTACION DEL RINCON DERECHO
Vista aérea de la estación término derecha, o Victoria
Esta imagen permite ver el acceso de la estación Central a la estación Victoria
Un andén de la estación Victoria concurrido con sus numerosos viajeros, ahora “clientes” Toda la magia de los trenes de los años 60 que tanta ilusión levantaba entre los aficionados.
Visión de conjunto, se observan las cortas composiciones que en nada desmerecen del conjunto, pues aportan credibilidad y realismo
Así pues estamos ante una maqueta participativa, en la que cada individuo desarrolla un cometido: Jefe Estación, Maquinista, Jefe de Depósito, Guardagujas, Jefe de Explotación, etc., con todo lo que ello conlleva, consiguiéndose de esta forma momentos de juego irrepetibles, pues a petición, por ejemplo del servicio de tracción, el encargado del depósito tiene que tener prevista tal o cual locomotora.
El encargado de las maniobras deberá formar los trenes en función de donde se tiene que efectuar la carga o descarga del correspondiente vagón, según las necesidades del servicio, al igual que la realidad, formando el tren en función de poner primero los vagones que tengan que efectuar el mayor recorrido.
Los trenes de viajeros cuando rinden viaje, tienen que ser descompuestos y la locomotora girada para volver a efectuar el viaje de vuelta. Es decir, colocar en primer lugar el furgón, a continuación la 3ª clase, la 2ª y finalmente la 1ª que al pagar más iba al final del convoy por ser la parte más segura del mismo.
Como quiera que las instalaciones no son muy grandes, los trenes tampoco lo son, con lo que de esta forma se consigue una coherencia en la explotación, al igual que al utilizar vagones cortos, tanto de ejes como bogies la estética no sale muy perjudicada.
Como es de ver la participación en el juego y su implicación es total pues no permite la menor distracción consiguiéndose una recreación ideal de la realidad.
Resulta evidente que el mismo concepto, con más espacio y con las técnicas de decoración actuales raya en la perfección en lo que a explotar una maqueta y participar en la misma debe ser.
Todo lo anterior es fruto de la experiencia y de los años en pos de una afición que puede desarrollarse en múltiples aspectos los cuales, desgraciadamente son poco conocidos por parte de los que la practican.
ALGUNOS AUTOMATISMOS O “GADGETS” CASEROS
Mi amigo Rafael que es un manitas, nos enseña este curioso camión sobre vía (de construcción propia) con un eje suspendido a modo de falsa suspensión. remolcando un vehículo también de construcción personal.
El mando de la locomotora que funciona por radio descrita en el texto, de fabricación propia
Este curioso hibrido de tranvia, tiene la misión de mantener las vías perfectamente limpias, y a fé mía que lo consigue, Vehículo de construcción personal
Pequeña placa artesnal con funcionamiento totalmente automático
El hilo que aparece en primer plano no es testimonial, si no el encargado de hacer funcionar las barreras del paso a nivel, lo que precisa de un agente ferroviario “real” para su funcionamiento (participación en el juego)
La locomotora con su ténder (acumulador) con funcionamiento por radio. Marcha adelante/atrás, sonido y desenganche
De hecho una gran mayoría llegan al mundo de los trenes sin tener una idea clara o preconcebida de lo que quieren realizar. Por regla general parten de unas premisas equivocadas que el paso del tiempo y las conversaciones con muchos aficionados me han venido en dar la razón. Así una gran mayoría pretende la realización de grandes proyectos, que la mayoría de las veces no suelen poder llevar a término, otros lo único que pretenden es hacer correr trenes, y cuantos más y más largos mejor, pero en instalaciones con una vía de sobrepaso en la que cabe a duras penas un ferrobús; otros mezclan alegremente épocas, administraciones, etc., sin ningún respeto hacia la realidad; otros se plantean como reto “hacer maniobras” aunque si les preguntas no saben bien a que se refieren. En suma toda una serie de opciones, que no seré yo quién critique y cuestione, pues cada uno es libre de hacer lo que le guste en este y otros aspectos.
Pero ocurre que cuando uno o algunos de estos aficionados van a casa de alguien que tiene una maqueta pequeña, que realiza circulaciones de acorde con sus “medidas”, que se reproducen las instalaciones reales, que tiene un paisaje nuestro, en suma, que explota su mundo de una forma real y coherente, resulta pues, que salen inevitablemente descolocados, y su mundo, otrora feliz hasta ese momento, acaba de esfumarse.
LA SEÑALIZACION
Los orígenes ferroviarios argentinos de Rafael se reflejan en estas mágnificas realizaciones de señales mecánicas funcionales
Así pues se impone el conocer la realidad, pues conociéndola podremos adaptarla a nuestro mundo en miniatura. No se trata de ser estrictos al 100 % sino de realizar nuestras actuaciones con coherencia formando los trenes como tienen que ser, haciendo las maniobras como deben hacerse, reproduciendo situaciones reales, respetando las normas de circulación, en resumen, practicando nuestro juego favorito de forma real y aprendiendo, por lo que la instalación de mi amigo Rafael, a pesar de no reproducir ningún lugar determinado, a pesar de tener un desarrollo tipo juguete, a pesar de tener un material motor y remolcado de lo más variopinto, en fin a pesar de todos los pesares, tiene una gran virtud, las operaciones que se efectúan en la misma obedecen al más puro concepto de explotación ferroviaria. Y os puedo asegurar que las horas y horas de juego están verdaderamente aseguradas al desarrollarse todo ello bajo un concepto de tren real.
Es pues este el verdadero placer (concepto) que debemos recuperar para poder disfrutar de nuestros trenes.
Denia l’estiu de 2009